Florencio, de 92 años, vivía solo en condiciones muy precarias. Gracias a la generosidad de nuestros donantes, ahora vive en un hogar seguro donde recibe cuidado las 24 horas, buena alimentación y mucho cariño. Su historia es un testimonio de lo que el amor y la solidaridad pueden lograr. Ya hemos logrado trasladar a Florencio a un mejor hogar, pero aún nos hace falta cubrir sus gastos, te necesitamos.